Profesionalizando al magisterio
(1969 -1989)
(1969 -1989)
En 1969, se concretizó una reforma a los planes de estudio de las escuelas normales mediante la cual se llevó a cabo la separación de la enseñanza del nivel secundaria de las normales, y se amplío el plan de estudios a cuatro años.
Para 1972 se realizaron algunos cambios al Plan de Estudios de 1969, introduciendo una educación dual, es decir, se estudiaban simultáneamente la carrera de profesor en educación primaria o preescolar junto con el bachillerato en ciencias sociales, provocando que se elevaran el número de materias a la formación general –bachillerato-, dejando de lado la formación como profesores. Resultando un total de 101 asignaturas cursadas en un periodo de 8 semestres, con 36 horas a la semana.
Hacia finales del gobierno de Luis Echeverría (1970-1976) se logra la formulación de la Licenciatura en educación preescolar y primaria, dirigida únicamente para profesores en servicio, en un principio a través de la Dirección General de Educación Normal, y un año después -1976- por la Dirección General de Capacitación y Mejoramiento Profesional del Magisterio.21 Esto puede considerarse como el primer intento de elevar la formación de profesores al nivel Licenciatura. El motivo para no extenderlo a todos los estudiantes normalistas fue financiero, en palabras del entonces Director General de Educación Normal, Víctor Hugo Bolaños Martínez se explica de la siguiente manera:
“cumplir cabalmente con la disposición de la Ley y una decisión de tipo burocrática, en ese sentido, sería un riesgo peligroso que podría conllevar problemas graves a la formación de profesores…¨
Sin embargo este no fue el único cambio que se hizo en las normales, también hubo una reforma al plan de estudios pues con la intención de vincular el dominio del conocimiento a su metodología adhirieron a las materias la frase “y su didáctica”, por ejemplo: Matemáticas y su didáctica; y se redujo el número de materias quedando el Plan 1975 conformado de 30 hrs a la semana.
Tan solo tres años después –en 1978- se modificó el plan de estudios -a esto se le conoce como el “Plan de 1975 reestructurado”-, en el que se eliminó “y su didáctica” en todas las áreas, ya que esto se había implementado sin contar el conocimiento previo de didácticas y no significaba una preparación favorable, sino lo contrario. Además se eliminaron algunas materias y se adicionaron otras haciendo un total de 76–cuatro más que en 1975- distribuidas en 32 horas a la semana; y para los últimos dos semestres se reducía a 30 horas por semana.
Con la intención de crear una institución rectora del sistema nacional de maestros; renovar el sistema de formación de maestros –“elevar la calidad del magisterio”; crear el bachillerato pedagógico; promover la investigación educativa; además de ser parte de una promesa política –“de campaña”-, se crea la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) por decreto presidencial de López Portillo en 1978. Después de largos acuerdos con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y la Secretaría de Educación Pública (SEP) nace como organismo desconcentrado de este último, iniciando labores docentes formales en marzo de 1979. Es así como se asume por parte de la UPN el compromiso de continuar con los estudios en Licenciatura de nivel Primaria y Preescolar, del Plan 75, que se ofrecía en la Dirección General de Capacitación y Mejoramiento Profesional del Magisterio.
La creación de la UPN como institución Universitaria significó la oportunidad de reformar el normalismo “modernizando” el sector educativo y por consecuencia aumentando la posibilidad de incrementar sus filas en toda la República. Sinembargo una corriente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación argumentó que ante dicha creación “la educación normal se haría elitista y que el normalismo se aniquilaría”, pues veían amenazada su existencia. Lo mismo ocurrió con la Escuela Normal Superior donde algunos grupos aseguraron que se acabaría con el normalismo. Ante esta situación autoridades de la SEP aclaró que la UPN no pretendía sustituir, solo complementar y fortalecer la formación de los maestros en todos sus niveles.
Otro momento destacable para las escuelas normales fue 1984 debido a que la reforma aplicada para ese año generó un cambio en la preparación de los docentes, implicando no solo un cambio curricular, sino que además estableció la obligatoriedad del nivel bachillerato para el ingreso a todas las modalidades de estudio ofrecidas por las escuelas normales, elevando sus estudios al grado de Licenciatura. No obstante, dicha reforma al Plan de Estudios fue aplicado en medio de una crisis económica, que derivaría en la implantación del modelo económico neoliberal en México. Provocando que por un lado se pretendiera mantener los métodos tradicionales en la enseñanza y, por el otro tratando de hacer lo más rápido posible el establecimiento de nuevas teorías y conceptos, induciendo a una fractura de identidad entre los docentes y normalistas, al reconfigurarse su quehacer profesional de manera imprecisa.
El plan de 1984 quedó conformado por 63 espacios curriculares dividido en dos áreas: 1) tronco común y; 2) el área específica correspondiente al nivel educativo en el cual el profesor egresado ejercerá la docencia. El cambio en el plan podría haber sido una buena opción de aprendizaje; pero sus objetivos formativos eran excesivos ya que contenían un gran número de asignaturas por semestre y se ponía una elevada atención a los contenidos teóricos. También hubo una mínima relación del trabajo real del maestro con las condiciones escolares en el medio social y cultural. Lo más grave respecto a los objetivos planteados por este plan era que carecían de acervos bibliográficos actualizados y de material básico que los apoyara en el cambio, provocando que en algunos casos se diera el abandono de los centros escolares y en otros se deterioraran paulatinamente. En otras palabras y como lo señala el Plan de Estudios de 1997 en la Licenciatura en Educación Primaria:
“Puede afirmase que no pudo resolverse adecuadamente la forma de aprendizaje de la teoría y su relación con el ejercicio de la profesión y que no se estableció con suficiente claridad el tipo de conocimiento de la investigación educativa que era más relevante para los alumnos y que éstos podían realmente adquirir, de acuerdo con su formación previa”.
Como resultado de los desaciertos respecto a la implementación de los Planes de Estudio, según datos de la SEP entre el ciclo 1984-1985 y 1990-1991 la matricula de estudiantes para profesores de educación primaria se redujo de 72 100 a 26 500, y el impacto en las escuelas normales particulares en este mismo periodo fue mayor pues de 20 600 alumnos pasaron a 3 100, obligándose algunas a suspender sus servicios.
También para 1991 el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) propuso llevar acciones encaminadas el superar las dificultades existentes en y entre las escuelas normales mediante “la creación de un modelo común para que estas escuelas se integraran mediante un tronco de formación básico, pero que al mismo tiempo se ofrecieran opciones diferenciadas y específicas para la formación de los futuros maestros de educación preescolar, primaria y secundaria.” Dicha propuesta se agregó al Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB) de 1992.
Aunado a las reformas a la educación normal, los años noventa se caracterizan por un cambio al sistema educativo nacional, pues en 1992 se da la federalización de la Educación, provocando que todas las Escuelas Normales fueran transferidas a los Gobiernos estatales así como las unidades a distancia de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN). Dicha acción implicó que en la Ley General de Educación en 1993 señalara como atribución exclusiva del Gobierno Federal la facultad de “determinar para toda la República los planes y programas de estudio para la normal y formación de maestros de educación básica”. Esto en la práctica significaba una coordinación entre la Secretaría de Educación Pública y los gobiernos encargados de la administración pública estatal, es decir, con cada estado para regular, coordinar, ofrecer y garantizar educación básica –que para este entonces implicaba únicamente los niveles de primaria y secundaria-.
Como una forma de conjuntar las acciones encaminadas a los cambios que se habían realizando y, como parte del Programa de Desarrollo Educativo de 1995-2000 perteneciente al periodo presidencial de Ernesto Zedillo Ponce de León, en 1996 en coordinación la SEP y las autoridades estatales educativas se crea el Programa para la Transformación y el Fortalecimiento Académico de las Escuelas Normales. Dicho programa se dirigió en líneas de acción, entre las que se encontraron:
1. Transformación de los planes y programas de estudio;
2. Formación y actualización del personal docente;
3. Mejoramiento de la gestión institucional;
4. Regulación del trabajo académico de los maestros de las escuelas normales y;
5. Mejoramiento físico y del equipamiento de las escuelas normales.
Desde estas propuestas es de donde se desprende la reforma al Plan de Estudios de 1997; y dicho cambio en los planes y programas de estudio se establece en dos etapas. La primera, correspondiente al ciclo escolar 1997-1998 de las escuelas normales encargadas de formar a los maestros en educación primaria, estableciendo un nuevo plan de estudios con reducción de materias, disminuyendo los contenidos teóricos y de investigación, y centrando el interés en la práctica docente y la formación del mismo. La segunda dirigida hacia el ciclo escolar 1998-1999 comprendiendo a los planteles que instruían a los futuros maestros en educación preescolar, secundaria, especial, física y tecnológica.




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